El 31 de julio se celebra el Día Mundial del Guardaparque, una ocasión para rendir homenaje a quienes protegen ecosistemas vitales. En Neuquén, Rodolfo, Nicolás y Florencia son ejemplos de esta labor comprometida. Rodolfo, guardaparque en Tromen, ha sido testigo de los cambios climáticos que han afectado la región. Nicolás se unió al cuerpo de guardaparques de Cañada Molina, movido por su pasión por la naturaleza. Florencia, guardaparque en Batea Mahuida, combina su amor por el ambiente con la educación. Cada uno, a su manera, resalta la importancia de la conservación y la educación ambiental. Su vocación se traduce en un compromiso genuino con el futuro del planeta.