Juana Cañicul, nacida en Aucapán en 1939, ha heredado la tradición del hilado, un arte que aprendió desde pequeña y que sigue practicando a pesar de haber perdido la vista. Desde hace 14 años, vive en Atreuco con su hija Clara y su nieta Belén, tras la muerte de su esposo. Juana no solo se dedica al hilado, sino que también disfruta de escuchar la radio y pasear por las montañas. Su historia destaca la importancia de las tradiciones y el apoyo del programa de Políticas de Protección Integral para Personas Mayores, que ayuda a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad.