Situada a 50 kilómetros de Chos Malal, la última balsa de Neuquén se encuentra en un paraje que une historia y presente. Desde la década de 1940, este cruce ha sido esencial para los pocos crianceros que aún habitan la zona, facilitando su acceso a servicios en localidades cercanas. La balsa, de hierro y con capacidad para 25 toneladas, opera todo el año y ha visto un aumento en el flujo turístico, especialmente en motocicletas y vehículos particulares. Miguel Ulloa, uno de los operarios, destaca la belleza del paisaje y la tranquilidad del lugar, que atrae a visitantes en busca de una experiencia única. La balsa simboliza la identidad de esta región remota.
Descubrí Balsa Huitrín, el nuevo destino turístico de la provincia.
